miércoles, agosto 19

La Bolsa en pocas palabras


La Bolsa de valores, ese lugar en el que lo aparente entabla siempre riesgos y lo imposible ocurre con “inexplicable” asiduidad. Ese océano financiero plagado de pececillos -nosotros, los pequeños inversores- que pareciéramos multiplicarnos con el esplendor de los primeros brotes verdes, en el que tiene lugar hoy una de las mayores contiendas de nuestra historia.

Una batalla planetaria y mediática pero, paradójicamente, imperceptible, urdida a base de la mas paciente y letal de las estrategias. Aquella que apela a nuestras emociones más primarias y que hace fluir, por ese gran océano que es el mercado bursátil, inmensas olas de miedo o euforia hasta convertir nuestro impredecible comportamiento individual en una mente colectiva crédula e impulsiva, y por tanto, fácilmente manipulable.


Sí, porque esta batalla es, ante todo, sumamente desigual. Porque ellos, los grandes tiburones de las finanzas, provocan, a base de millonarias operaciones automáticas ejecutadas por supercomputadores en microsegundos o ayudados por recomendaciones de compra/venta interesadas y/o titulares de prensa, las olas que en forma de emociones y dinero, movieron, mueven y moverán, hoy y siempre, los mercados bursatiles.


Ellos siempre ganan

Incluso cuando parezcan hallarse exhalando su último aliento, desangrados por pérdidas millonarias procedentes de prácticas éticamente sospechosas. Porque para entonces, la historia reciente nos ha enseñado que las reglas del juego de los mercados serán cambiadas, y “Papa Estado”, siempre omnipresente, tendera entonces su mano y sus anchos bolsillos forrados con nuestros ahorros pasados y futuros para levantar al gigante caído…

…Y volverá la rueda a girar. Con más ahorradores esquilmados. Con cifras de dos digitos en el numero de parados. Con sus nuevas subprime y sus multimillonarios bonos para espabilados ejecutivos…

Las reglas del juego: Pececillos pasen por caja

Si, porque los mercados financieros, tal y como están hoy establecidos, se erigen como una forma sutil y hasta elegante de esquilmar los ahorros de los pequeños inversores. Estas son las reglas. Conocerlas y aceptarlas debe ser siempre el primer paso si queremos participar.

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