Después de la cagada de Prisa, que parece que finalmente toma una dirección distinta a la que vaticine, he decidido tomarme un descanso y alejarme de la vorágine de emociones en la que nos sumerge el mercado.
Hoy todo sube, y supongo que todos os habéis sentido llevados por esa ola de éxtasis comprador que nos domina. “Comprar, comprar” nos repiten los manipuladores del mercado, envolviendo a casi todos los valores con historias fantásticas y mejoras de recomendación.
Hoy todo sube, y supongo que todos os habéis sentido llevados por esa ola de éxtasis comprador que nos domina. “Comprar, comprar” nos repiten los manipuladores del mercado, envolviendo a casi todos los valores con historias fantásticas y mejoras de recomendación.
Sigo pensando que es hora de abandonar la colectividad, bajarse de la tendencia y esperar a ver indicios de debilidad en los índices. Y es que creo que el escenario que en su día trace en “Traca final: éxtasis mediático” es más posible ahora que nunca.
Ya pronto estaremos todos. Porque esta subida atraerá a esos inversores particulares que faltan e incluso se incorporaran nuevos pececillos a los océanos bursátiles. Y cuando eso ocurra, algo empezara a fallar. Primero será un retroceso sano, nos dirán los analistas. Y luego, cuando la corrección tome profundidad y sea imposible negar la evidencia de que el enfermo-sano se nos muere, estos tristes notarios de la realidad argumentaran como escusas los problemas que hoy ya se vislumbran en el horizonte, pero que vilmente callan o nunca supieron ver.
Qué fácil es explicar las cosas cuando ocurren, porque siempre encuentras un argumento. Pero predecirlas e interpretar los indicios cuando son apenas perceptibles, es ahí donde reside la verdadera capacidad de análisis, y requiere de una valentía de la que estos vendidos a los grandes tiburones carecen.
Pues nada, agradeceros que hayáis estado por ahí porque he aprendido mucho con la experiencia.
Un saludo, Enrique